...hasta sentir el temblor, en mis piernas... Supongo que muchos recuerdan esta canción que hizo famosa Soda Stereo hace muchos años, ese temblor, ese miedo que viene desde adentro y que poco a poco te domina. No lo entiendes, no sabes controlarlo, sólo sabes cual es el epicentro, "ÉL, Y SUS BELLOS OJOS".
Pero que pasa cuando ese movimiento involuntario viene del exterior y tiene la facultad para cambiar todo tu entorno. Ayer, después de hacer el amor como pocas veces lo he hecho con mi flaquito, me dirigí a mi casa y al momento de ir a la cama sentí "el temblor en mis piernas"... su epicentro a 51 kilómetros al sur de Coalcoman, Michoacan. No fue nada fuera de lo común, en está ciudad es el pan de todos los días.
Pero, en el momento en que sentí el temblor en mis piernas (externo), pensé en mi propio temblor (mi flaquito). Obvio no es la primera vez que ando con alguien o que me enamoro, pero fue distinto, sentí la necesidad de correr a su lado, percatarme que estaba bien y quedarme con él para protegerlo, de este y todos los males que pudiesen ocurrir. No corrí, busqué la opción fácil, el celular, oí su voz, oí su aliento, él estaba bien.
Para mi, ambos temblores se juntaron, sacudieron mi cuerpo estrepitósamente. En pocos segundos uno paró, el otro aún lo sigo sintiendo...
... también sé que para cualquier eventualidad, puedo confiar en mi celular...
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